jueves, 1 de marzo de 2012

Las verdades del Noisimus

-¡Mira, contigo quería yo hablar!
-¿De qué?
-¿Has oído hablar del Noisimus?
-¿El qué?¿Qué es eso?
-¿No lo sabes? ¡Vaya! Ni que vivieras en mitad de la nada... En fin, no te preocupes, que yo te lo explico.
-Bueno, tengo tiempo y bastante curiosidad. ¡adelante! A ver si me sorprendes...
-Entonces empiezo. No sé si conoces un tal Oma...
-No, no tengo el gusto.
-Normal, nadie lo ha visto en persona. Según el Noisimus, un libro de tamaño considerable y muy entretenido, es capaz de realizar proezas sobrehumanas. Como una especie de súperhéroe, pero mucho más poderoso. Según el libro, no respeta las leyes de la física, sólo respeta sus propias leyes, las que él ha creado. Y comentan las malas lenguas que estas leyes las hizo únicamente en su beneficio, para ser la criatura más poderosa de todas.
-Pero aquí hay algo que no encaja.
-¿El qué?
-Pues que si fue él quien hizo las leyes para ser el más poderoso, previamente ya tenía que ser el más poderoso, y el hacer esas leyes sería un sinsentido.
-Ja ja ja... Me gusta cómo razonas, pero ahí te has colado, gaznápiro. Aunque no aparezca en el noisimus, el autor reveló que en realidad Oma tenía un hermano. Pero era un hermano malvado, que sólo quería sembrar el mal. Creo recordar que se llamaba Aritnem, o algo así. Y claro, al ser hermanos tenían los mismos poderes sobrenaturales, más o menos, así que Oma tuvo que encerrarlo en un oscuro sitio. El autor dice que ese sitio está rodeado de bellas cascadas que te atraen para ahogarte y de grandísimos lagos en los que perderse es muy fácil. Así que Oma tuvo que inventarse sus leyes, para ser más poderoso que su hermano.
-Qué sitio tan raro. espero no ir nunca...
-No te preocupes, el libro también dice que te concederán un juicio cuando mueras y...
-¿Cuándo muera?¿Y cómo se supone que me van a juzgar si estoy muerto?
-Ya te he dicho que Oma tiene poderes especiales. Seguramente te reviva o algo así, no sé. En cualquier caso, si pierdes el juicio se rumorea que te envían al mismo sitio donde está Aritnem, exiliado del mundo de Oma.
-¿Y qué pasa si ganas el juicio?¿Dónde te llevan?
-Según Noisimus, vas a vivir a la mansión de Oma, y allí lo puedes conocer en persona.
-Ya, ¿pero quién te juzga?¿Y qué toman en cuenta para hacer una elección?
-Pues mira, según el libro, todos y cada uno de los que mates con tus propias manos formarán parte de tu plantilla de abogados. Por eso están asesinando tantos licenciados en derecho. Y la forma que tienen de juzgarte es simple: tienen una balanza mágica en la que ponen en un platillo el dinero que le has dado a Oma y en el otro platillo el dinero que podrías haberle dado pero que no le has dado.
-¿Y cómo se le da dinero a Oma? Se supone que nadie lo puede ver...
-¡Eso es lo mejor! El autor del libro fundó una organización que se encarga de recaudar todo nuestro dinero para dárselo a Oma. Y como velan por nuestra "salvación", nos obligan a darles parte de nuestro dinero para que se lo envíen a Oma; más de la mitad de lo que tengamos, claro, así nos aseguramos ganar el juicio.
-¿Y si hay alguien que no puede dar el suficiente dinero?¿Qué hace?
-Ja ja ja... Siempre me sorprendes con tu astucia. Pero no te preocupes, esta organización que te digo (que creo que se llamaba Rábor, no me hagas mucho caso) permite que en vez de dar dinero puedas dar partes de tu cuerpo, ¡y te los compran pagando su peso en oro!¿No es fantástico?
-Hombre, hay que reconocer que se lo curran. Y por curiosidad, ¿quién es el jefe de esta organización?
-Es el mismo autor del Noisimus, y se hace llamar Señor Dal.
-¿Señor Dal? Qué nombre tan raro... ¡Eh!¿Y con que derecho se auto proclama jefe?
-¡No seas tonto! No se ha auto proclamado, se lo ha dicho Oma.
-¿Y cómo se lo ha podido decir?¡Según él mismo, nadie lo puede conocer!
-Qué ingenuo eres... Él es el único que puede tener contacto con Oma, por eso ha escrito este libro. ¡De lo contrario sería una idiotez!
-¿Y tú te lo crees?
-Hombre, si el único que conoce a Oma dice que es el único que conoce a Oma, habrá que creerle, ¿no?
-No sé yo... ¡Huy!¡Qué tarde se me ha hecho! Lo siento, me tengo que ir. Ya me seguirás contando en otro momento.
-Bueno, ya nos veremos algún día de estos. Ahora reflexiona y medita, que es lo importante.
-Eso haré. ¡Hasta otra!
-¡Adiós, hasta luego!

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