jueves, 19 de julio de 2018

Entuertos - El ático

—Sí, así es —dijo el inspector mientras apretaba el gatillo, llenando la pared llena de motivos florales con la materia gris del muchacho—; me temo que no nos queda mucho tiempo.
—No obstante, creo que sería más sencillo si rastreamos su pista, ¿no? Es decir, ha utilizado algún sistema abierto para comunicarse, debería ser posible rastrearlo.
—Te voy a decir qué sistema abierto ha utilizado para comunicarse: el habla. Sí, la vieja confiable, el cara a cara. Te aseguras que la habitación en la que estáis no tiene micrófonos ni cámaras y ¡"voilá"!, ya lo tienes.
—Bueno, yo era por proponer ideas... —El ayudante parecía algo dubitativo, y poco a poco iba bajando el brazo que sostenía su arma— De todas maneras, debe haber alguien en la red que haya utilizado algún aparato para comunicarse, ¿no? Se supone que hay involucradas decenas de personas en esta cadena de mando.
—Sí, sí, yo también creo lo mismo. Pero si tenemos que esperar el descuido de alguien en sus comunicaciones, estaríamos hablando de un nivel demasiado bajo como para poder obtener información veraz y útil.
—¿Y si escalamos? —El semblante del muchacho pareció iluminarse con su repentina idea, girando su cuerpo para hablar cara a cara con su superior— Por la organización, digo. Encontrando un buen punto de partida y yendo paso a paso deberíamos...
—¡Ojo con el arma! No dejes de apuntarle —exclamó el inspector al tiempo que señalaba al rehén—. Y bueno, no tenemos todo el tiempo del mundo; ir deshaciendo la red entera desde abajo nos llevaría meses, sino años, suponiendo que lo hiciésmos a la perfección y nadie levantara la liebre en ningún momento.
—Ya, claro... —La luminosidad se desdibujó del semblante del joven— Pues en ese caso no se me ocurre nada.
—No te preocupes por eso, que yo tengo un par de ideas aún en la cabeza. Y la primera pasa por este hijo de puta.
Se giró para encararse con su retenido, aún con la mordaza bien apretada y esa mirada cansada y con un reguero de sangre por el entrecejo.