sábado, 29 de abril de 2017

Bloqueo

La cabeza llena, el alma vacía. Todo parece una buena idea, hasta que se cumple. Grandes torres que se derrumban, grandes castillos que se vienen abajo, todo pasa por ese maldito filtro. Hay quien lo llama trabajo, otros realidad. En realidad, yo no lo llamo, él me llama a mí. Es como una fuerza de atracción repulsiva, en ambos sentidos, que pervierte mi mente y prostituye mis ideas. ¿He encontrado quizás el techo de lo posible? ¿No son las palabras suficientes para expresar lo que llevo dentro?

Quizás un margen, eso es, un margen de tiempo. Demasiado tiempo es malo, demasiado poco aún más. Tanto por hacer, y tanta energía consumida ya. Mis demonios se apoderan de mí, me obligan a desvivir, a no hacer nada. Total, ¿quién dijo que los siete pecados capitales no existen?

Despojado de todo cuanto he querido, ya sólo me quedo yo. Pero ni yo me quiero. Es raro, es confuso y, sobretodo, es cargante. Todo un universo en mi interiror, bloqueado por una barrera inquebrantable. Sólo me queda hurgar por entre las comisuras del intelecto, conseguir unas migajas de lo que antaño conseguí hacer. Sacar lustre a mis ideas, perfeccionar la mente, y así, con el tiempo, todo volverá a su cacuce.

Total, ¿para qué?