domingo, 26 de febrero de 2017

Todo dentro de nada

Una cuerda dentro de un electrón. Un electrón dentro de un átomo de hidrógeno. Un átomo de hidrógeno dentro de una molécula de agua. Una molécula de agua dentro de una gota de agua. Una gota de agua dentro de un fitoplancton. Un fitoplancton dentro de un mero. Un mero dentro de una ballena. Una ballena dentro de un mar. Un mar dentro de un océano. Un océano dentro de un planeta. Un planeta dentro de un sistema planetario. Un sistema planetario dentro de una galaxia. Una galaxia dentro de un grupo. Un grupo dentro de un universo. Un universo dentro de una realidad. Una realidad dentro de un multiverso. Un multiverso dentro de un infinito. Un infinito dentro de la nada.

Desgarrado

Me asomo por la ventana y te veo. Mantienes esa sonrisa, ese brillo en los ojos, esa despreocupación irradiante.

Y cae sobre mí una puñalada en forma de latido.

Esa felicidad que te rodea, esa gente de la que te envuelves, divide mi alma en una feroz guerra civil. Deseo fervientemente que tengas gozo en tu vida, pero más deseo aún que ese gozo sea... a mi lado.

La melancolía se cierne sobre mí, como la noche sobre el día, y ensombrece mi persona. El galante caballero de brillante armadura se imbuye de oscura desazón.

No tomes a mal mis acciones, no tomes en verdad mis palabras, no dejes que el espejo decida. Quiero alargar la mano y tenerte, mas temo romper la frágil aura que te rodea.

Mucho esfuerzo para ambos en vano, seguir por nuestros caminos, avanzar sin mirar atrás. Esa yuxtaposición contrapuesta que atenaza mis sentidos me vence.

Quiero respirar, pero no puedo. Quiero vivir, pero no puedo.

Búscame entre las enredadas cadenas de la oscuridad.

Allí, esperaré yo.

sábado, 25 de febrero de 2017

La sala de estar de Luxio

El fulgor dorado atravesaba la estancia desde las ventanas, proyectando la sombra de los cuarterones en el suelo y sobre el mobiliario. Las cortinas de carmín reposaban inertemente, dejando que la gravedad condicionase su posición sin que brisa alguna las importunase. El terciopelo rojo del sofá resplandecía como el primer día, dejando que las molduras de madera dorada limitasen el perfil de remaches de igual color que mantenían la tela en su posición inmutable. La mesa redonda con una pata centrada albergaba en su cúspide plana algunos escritos, amén de un jarro de flores de vívidos colores y un plato con pastas. Era, no cabe duda, una imagen realmente tranquilizadora.

La alfombra del suelo otorgaba a la estancia cierto nivel, dotándola de ese aura acogedora y que invitaba al reposo. En el ambiente, una cortina homogénea de polen sintético que reflejaba los colores áureos del resplandor exterior, ofreciendo un filtro cálido al conjunto de la habitación. La pared del fondo no era más que un infranqueable muro de libros, descansando sobre muchas repisas y enseñando sus lomos de cuero, algunos más relucientes, otros más desgastados.


La madera de las paredes estaba perfectamente cuidada, con un color oscuro que realzaba lo acogedor del conjunto. La tetera respiraba humeante sobre una mesita auxiliar, situada entre el sofá y el sillón, reteniendo en la medida de lo posible el calor de su contenido. Las tazas de porcelana fina, a juego con la tetera, y adornadas con acabados de oro, se encontraban en la balda inferior de la mesita, junto a las cucharillas de metal y el azucarero.