martes, 3 de abril de 2018

El mosquito

Aquí estoy, frente al monitor. Solo.

Intentando conectar con todo el mundo acabé desconectándome de mí mismo. Y reencontrarme... es duro. Recoger mis pedazos, protegerlos, es cada vez más difícil. Esta felicidad autoimpuesta que me permite llegar a todo el mundo... me ahoga. Porque si los ojos son el espejo del alma, la sonrisa es su fachada. Porque la gente busca felicidad a cualquier precio. Y mejor una falsa felicidad que nada.

Y mientras todo el mundo parece seguir hacia delante, yo me he parado. Y no hay nadie para tenderme una mano. No hay nadie capaz de mirarme a los ojos y pedir que vuelva a sonreír.

Mi trabajo consiste en ser un mosquito molesto, pasando por delante de cualquiera esperando que, con suerte, alguien decida dejarme vivir un poco más.

Pero, al final, ¿qué queda? Al final, quedo yo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario