lunes, 15 de diciembre de 2014

La gran aventura de Al - Capítulo 4

¿Alguien se acuerda de cómo se acabó el anterior capítulo? ¿No? ¿Nadie me responde? Muy bien, pues iremos improvisando...

Al se encontraba en un sitio... en general, podríamos decir, puesto que todo necesita estar en un lugar, excepto el gran dragón rojo del difunto Xin Xao Chino, que es tan rojo y tan chino que atraviesa varias dimensiones cada vez que vosteza. En fin, que me pierdo con el dragón rojo, el cual tiene una gran importancia en la historia que ahora nos trae. Aunque realmente no tiene importancia alguna. Pero es un dragón, y si no vuelve a aparecer en toda la historia, a nadie le importará.

El caso es que Al se encontraba en un sitio con su mejor amigo, el cangrejo radioactivo, el cual era muy majo y muy radioactivo. Y la historia que tenían... esto...

¡Un momento! Me acabo de acordar de por dónde nos quedamos. Me da mucha pereza borrar lo que tengo escrito, así que tomad estos párrafos anteriores como una licencia poética. ¡Una metáfora! Eso es, una metáfora de que la vida es corta y los dragones rojos grandes. El tamaño importa, desde luego, a más grande, mayor capacidad de agradar a la gente, lo dice la Biblia.

Al y el cangrejo estaban encerrados en un sitio, lleno de topos, y se encontraban en un grave aprieto. Me gustaría decir que murieron de forma atroz, cosa que sucedió, pero como sin ellos la historia no seguiría, pues sobreviven y ya está. Tomémoslo como otra licencia poética, si queréis.

Vale, algunos pensaréis que soy poco constante, y que debería dejar de añadir licencias poéticas. ¡Pero no puedo! Es un grave trastorno de la personalidad, esa manía mía de narrar cualquier chorrada y creer que es una historia estructurada. El médico me recomendó escribir para subsanar este mal, y aquí ando, escribiendo. Y de mientras, Al está sufriendo con tanto topo. Sí, es un problema grave, pero es lo que hay. Como dice el refrán, "te jodes".

Pero bueno, no pasa nada, ya me centro, ya me centro. Al y cangrejo... ¡Hostia! Pero qué tarde se ha hecho. Esto deberías estar leyendo a las tantas de la madrugada, que es como más se disfruta la historia, así que esta frase mantendrá la coherencia. En caso negativo, coge un poco de sal y tírala por encima de tu hombro; de esta forma tan efectiva, conseguirás evitar que los demonios posean tu alma. Yo soy así, doy consejos de cualquier tipo a cualquiera. Es lo que hay.

Y en cuanto a la historia, Al y cangrejo se conocieron en la escuela, puesto que ambos querían ser policías de asuntos paranormales y reposteros de televisión. Fin.

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